La segunda computadora personal de la historia de Microsoft, al igual que la primera, se trata de una tableta multitáctil de 10,6 pulgadas que tiene algunos atributos de una laptop, como conexión de USB y teclado desmontable. Pero a diferencia de la primera, esta nueva tableta es capaz de operar Windows 8 con todas sus funciones, pero a un costo: en dinero, tamaño y duración de batería.
Ambos dispositivos se llaman Surface y, a primera vista, parecen similares. No obstante, hay grandes diferencias. La Surface original, lanzada en octubre, utiliza una versión limitada de Windows 8 llamada RT y opera con un tipo de procesador que es común en teléfonos inteligentes y tabletas rivales. Por consecuencia, aunque puede soportar la interfaz y aplicaciones de la nueva pantalla de Inicio estilo tableta de Windows 8, puede operar solamente cuatro programas básicos de escritorio de Windows: Word, Excel, PowerPoint y OneNote, todos de Microsoft. No se puede instalar otros software de escritorio.
La nueva máquina, llamada Surface Windows 8 Pro, opera con un procesador de Intel que normalmente se encuentra en las computadoras portátiles y utiliza la versión de alta gama Pro del sistema operativo. Por tanto puede ejecutar una amplia variedad de software de escritorio de Windows 7. Esto significa que uno podría usar la nueva tableta como un reemplazo total de una laptop con Windows, si utilizara una de las delgadas cubiertas de teclado de Microsoft.
La empresa considera la Pro como un nuevo tipo de PC, una especie de híbrido entre una tableta y una portátil que les evita a los usuarios la molestia de llevar dos dispositivos. Sale a la venta el 9 de febrero en nueve países, pero aún no se saben las fechas para América Latina.
La Surface Pro comienza en US$899, US$400 más que los modelos básicos del nuevo iPad grande y la Surface RT. Cabe aclarar que la Surface Pro básica ofrece 64 gigabytes de almacenamiento, cuatro veces lo que ofrece el iPad más barato. Pero el iPad con los mismos 64 GB cuesta US$699. Un modelo de Surface Pro con el doble de almacenamiento cuesta US$999, aunque un iPad con la misma cantidad de almacenamiento cuesta US$200 menos.
Además de esto, las cubiertas con teclado tienen un costo adicional —US$130 por el de teclas movibles— lo que lleva el precio a más de US$1.000.
Al igual que la Surface original, la Pro tiene una estructura sólida, con el mismo innovador caballete metálico que la mantiene erecta en un escritorio o mesa. Ejecutó todos los programas que le metí —tanto de tableta como de escritorio— de manera veloz y adecuada. Pude instalar y operar las versiones completas de escritorio para Windows 7 de programas populares como Microsoft Outlook, Google GOOG +1.48% Chrome, iTunes de Apple, Adobe ADBE +2.76% Reader y TweetDeck de Twitter.
La Pro cuenta con una resolución de pantalla mucho mejor que la RT. Viene con un lápiz digital, no incluido ni utilizable en la RT, que facilita mucho la navegación en la interfaz de escritorio y permite tomar apuntes o anotar en documentos. Además, tiene elementos de seguridad para uso corporativo que se encuentran en la RT.
Pero la Pro tiene desventajas significativas, especialmente como tableta. Me gusta la Surface original y la considero una tableta que cuenta con el beneficio adicional de ejecutar algunos programas de Microsoft Office. Sin embargo, estoy menos enamorado de la Surface Pro. Es demasiado voluminosa, costosa y poco eficiente en su uso de batería como para superar a la tableta líder, el iPad de tamaño normal. Además es difícil de utilizar en el regazo. Es una especie de solución intermedia entre tableta y portátil.
La Pro pesa 0,9 kilos, lo cual es ligero para una laptop pero no para una tableta. Eso significa que es casi 40% más pesada que el iPad de mayor peso y 40% más gruesa. Me pareció que este tamaño hizo que la Surface Pro fuera incluso más incómoda que la RT para usar en mi regazo con la cobertura del teclado, incluso con el caballete, que funciona mucho mejor en un escritorio que en las rodillas.
En mis rigurosas pruebas de batería —en las que fijo el brillo de la pantalla en 75%, apago las funciones de ahorro de energía, dejo el Wi-Fi encendido y reproduzco videos almacenados localmente hasta que la máquina se apague— la Surface Pro tuvo un desempeño patético. Duró un poco menos de cuatro horas entre cargas, menos de la mitad de la autonomía del iPad en la misma prueba y tres horas menos que la Surface RT. Bajo un uso normal, se podría prolongar a cinco o cinco horas y media, lo que sigue siendo pobre para una tableta.
Además, como en el modelo RT, los archivos del sistema Windows 8 ocupan una porción enorme del almacenamiento disponible. De los 64 GB de almacenamiento de estado sólido en el modelo básico de US$899, solamente 30 GB están libres para el usuario, de acuerdo con Microsoft. En la versión de US$999, 90 GB de los 128 GB totales están disponibles para el usuario. Microsoft señala que se puede añadir capacidad adicional a través de una tarjeta de memoria.
A diferencia de la RT, la Pro no viene con Microsoft Office integrado. El software cuesta extra, como en la mayoría de las laptops. A diferencia del iPad y algunas tabletas que operan con Android, ninguna de las Surface puede ser pedida con conectividad celular integrada, aunque la Pro puede aceptar módems celulares enchufables de costo adicional y, al igual que tabletas rivales, puede conectarse de manera inalámbrica a un teléfono móvil o un módem celular independiente.
Cuando es utilizada en un escritorio, una mesa o la bandeja del asiento de un avión, usando el caballete para mantener la pantalla erecta y la cubierta de teclado con teclas movibles, la Pro es una laptop útil, especialmente porque, a diferencia de un iPad o una tableta con Android, puede ejecutar las versiones completas de los programas de PC.
La Pro, sin embargo, tiene limitaciones como laptop, al igual que como tableta. Cuenta con menos puertos y menos almacenamiento que muchas laptops, y su teclado no es comparable con el de muchas portátiles.
A algunos usuarios quizás no les moleste el tamaño ni el precio de la Surface Pro si los libera de tener que cargar una tableta para algunos usos y una laptop para otros. Pero al igual que muchos productos que pretenden ser dos cosas a la vez, la nueva Surface Windows 8 Pro no rinde tan bien como aquellos que están diseñados para una sola función.